¿Cuáles Son Las Características De Un Adorador Profético?
Un verdadero adorador es aquel que respeta, venera, obedece y ama por sobre todas las cosas a Dios Todopoderoso. Las características de un adorador profético se distinguen por su espiritualidad y positivismo, por cuanto llevan el mensaje del señor en la profundidad del alma y del corazón.
La adoración es uno de los temas centrales contenidos en la Santa Biblia, ya que el señor padre siempre se encuentra en la búsqueda de verdaderos adoradores, con la finalidad espiritual de que su mensaje de paz, reencuentro, bondad, amor y fe llegue a todos los hijos que posee en el mundo terrenal.
Características de un verdadero y genuino adorador profético
Un genuino adorador profético es un individuo que ejecuta sus acciones sustentado en la honestidad y que aboga por la justicia. Esta persona ha sido comisionada por el Jefe Supremo de la humanidad con el propósito de pregonar y defender la palabra del evangelio.
Un verdadero adorador se convierte en el líder de su iglesia, que es el hogar del Santo Padre, con la finalidad de servir a todas las congregaciones que se den cita en ese recinto donde reina la paz, el reencuentro, la solidaridad y el amor.
Al prestar su servicio espiritual sin ningún tipo de interés lucrativo, el adorador está honrando y glorificando la palabra y el mensaje de Dios Padre, creador de la humanidad. Su misión es la de brindar apoyo moral a los demás, teniendo siempre como principal proclama el recado sagrado que ha sido emanado desde el reino del señor.
Un adorador profético es un siervo del Santo Padre, su alma y su espíritu se encuentran totalmente purificadas, su bondad y generosidad no tienen límites ni fronteras, por cuanto lleva en su interior la fuerza y el poder divino de Dios. Su mente, convicción y corazón se encuentran en total sintonía con la obra de Dios Todopoderoso.
El pensamiento de un adorador es el pensamiento de Dios
Para el adorador profético es inadmisible un pensamiento que vaya en contra o resulte opuesto al pensamiento que ha sido transmitido por Dios desde lo sagrado y puro de su reino. Una de sus principales características es defender ese pensamiento divino, que se encuentra sustentado en las buenas acciones, la generosidad, la esperanza y el bienestar.
El adorador comprende que su labor en este mundo terrenal es ayudar y colaborar espiritualmente con las personas que más lo requieran, es un servidor de Dios que no tiene horario y siempre se encuentra disponible para los que más lo necesiten.
Es una persona de bien, de buenas costumbres, que ama a Dios por encima de todas las cosas, pero que también siente una profunda adoración por su familia, por los amigos, por los vecinos, los compañeros de labores y por los hermanos con quien comparte y sirve desinteresadamente en la iglesia.
El verdadero adorador profético es aquel que se distingue por contar con una madurez espiritual absoluta, por cuanto su alma y pensamiento se encuentran totalmente alineados con el propósito y objetivo fundamental de la obra del señor, que es la irradiar paz, amor y armonía, mediante la colaboración, apoyo y generosidad hacia el prójimo.
La sensibilidad espiritual
Un adorador profético tiene la capacidad de conectarse con el mensaje transmitido por el Espíritu Santo. Mediante el uso de su verbo, se caracteriza por contar con un repertorio fluido, sincero y cargado de mensajes que alimentan la esperanza, el positivismo y la fe de los fieles y creyentes que lo siguen y escuchan con fervor.
Su sensibilidad espiritual es absoluta, por cuanto su corazón ha entendido que su misión en este plano de la vida es la de servir y honrar al señor mediante sus acciones que están direccionadas en el camino que defiende la justicia, la igualdad y la equidad.
El adorador profético defiende y defenderá siempre el mensaje transmitido desde el reino del señor, en su pensamiento no existe cabida para la envidia, la traición, la crueldad ni la maldad. Es un servidor de Dios que tiene como vocación espiritual ayudar a sus hermanos y hermanas para que encuentren la paz y la felicidad anhelada.
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