Oración A La Sangre De Cristo Por Los Hijos y Por Los Nietos
Todo hijo concebido en la vida es una bendición de Dios Todopoderoso. El jefe supremo de la humanidad es el padre de todos los seres que hacen vida en este mundo terrenal, por ello, los protege, guía, ilumina, apoya, aconseja y bendice en todo momento.
Cuando los hijos deciden aumentar el núcleo familiar, la bendición y la felicidad se multiplican. En este sentido, una oración a la sangre de Cristo por los hijos y por los nietos es de suma importancia, por cuanto es un clamor dirigido al Espíritu Santo para que los proteja y los conduzca por el camino del bien.
Oración a la sangre de Cristo por los hijos y por los nietos
Te pido señor que los coloques siempre por el camino del bien y que intercedas con tu fuerza divina y sagrada para que todas sus acciones estén destinadas siempre en hacer el bien y que su conducta se ajuste al deber ser.
Te solicito respetuosamente que los alejes de las malas amistades o de aquellas personas que puedan hacerle daño. Apártalos en todo momento del camino de los vicios, como el alcohol y las drogas, que son elementos nocivos y destructores del espíritu y la vida misma.
Te pido mi Cristo Redentor ilumines los pensamientos de mis hijos y mis nietos, a los fines de que éstos sean puros y bondadosos.
Si notas algún acto de rebeldía por parte de ellos dame la fuerza necesaria para aconsejarlos y controlarlos, a veces escapa de mis manos, por ello oro a tu sangre para que me otorgues los elementos necesarios que me permitan sobrellevar todas las circunstancias adversas que puedan presentarse por una razón u otra.
Tú sabes perfectamente mi adorado Cristo que yo amo profundamente a mi familia, que todo lo que he hecho en esta vida ha sido por ellos, por su bienestar, su felicidad, su armonía y doy gracias por el amor tan profundo que he recibido, eso es lo que me motiva a seguir adelante.
Tu que eres el hijo de Dios y que sacrificaste todo por tus hijos, sabes que todo lo que te estoy expresando mediante esta oración es verdad, que actúo siempre bajo el respeto, la justicia y la sinceridad.
Tu sangre bendita siempre contará con mi respeto, eres el mejor ejemplo que todo ser que habita en esta tierra puede tener.
Coloco bajo tu manto el transitar de mis hijos y mis nietos, que son mi alma y mi corazón, en ti confío plena e infinitamente, estoy completamente seguro que no me fallarás, por ello te alabo y te adoro mi Cristo Redentor, te amo infinitamente, Amén.
El amor incondicional hacia los hijos
La vida es el regalo más preciado que el padre celestial ha concedido a todos los seres humanos. El privilegio de poder vivir debe ser valorado de manera constante, se debe agradecer al señor cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día de la existencia.
En este sentido, al momento de tomar la decisión de conformar una familia se debe contar con la madurez y la responsabilidad suficiente, ya que es un paso trascendental en la vida de todo ser humano. La familia es el bastión principal de la sociedad, por lo que debe ser apreciada y valorada de manera significativa.
Al momento de traer un hijo a este mundo, la felicidad en la familia es infinita, por cuanto es una alegría indescriptible, ya que un hijo es el regalo más hermoso y puro que cualquier persona puede recibir. Cuando llega un hijo a la vida, ésta se transforma y las ganas de seguir adelante y luchar constantemente se multiplican.
El amor propio pasa a un segundo plano, ya que ese nuevo ser que ha llegado ha cambiado y transformado la visión de la vida, por cuanto todo el afecto está destinado a esa bendición que fue procreada y traída al mundo bajo la pureza del amor.
Después de los hijos Cristo bendice con los nietos
La crianza de un hijo es sumamente compleja, ya que no existe un manual que señale como debe efectuarse. Los padres deben transmitir las buenas costumbres y modales que recibieron ellos durante su niñez y juventud a los fines de formar un ser humano responsable y bondadoso.
Debe orarse constantemente a la sangre de Cristo pidiendo que los hijos sigan el camino del bien, sean estudiosos y cumplan con sus responsabilidades cotidianas. Asimismo, se debe orar clamando para que no caigan en el mundo de los vicios, que es tan nocivo y ha descarrilado a tanta juventud que hace vida alrededor del mundo.
Cuando esos hijos se convierten en mujeres y hombres de bien y deciden formar su propia familia, llega la alegría de los nietos y se obtiene la fortuna de poder ser padre por segunda vez, ya que los nietos son considerados por los abuelos como hijos propios, lo que llena al alma y al espíritu de un amor infinito e incondicional.
Por ello, debe orarse a la sangre de Cristo para que esos nietos nazcan sanos y fuertes y que su crecimiento se encuentre ajustado a la normalidad sin presentar inconvenientes. Se debe clamar al señor para que proteja en todo momento a esos seres hermosos e inocentes, que llenan a la vida de una enorme felicidad.
Orar de manera consecuente
La oración a la sangre de Cristo por los hijos y por los nietos debe efectuarse de forma constante. La fe y la espiritualidad deben ser absolutas, de manera que la conexión con el Espíritu Santo se produzca de forma automática y natural.
Los hijos son los seres más preciados que todo ser humano puede tener, el contar con su existencia genera un amor indescriptible y el esfuerzo que se hace por sacarlos adelante y convertirlos en personas de bien es enorme y a la vez gratificante.
Los nietos son un regalo extra que concede la vida y recuerdan a los hijos cuando estaban pequeños, ya que son seres inocentes y tiernos que llegan a lo más profundo del alma y el corazón. Por esta razón, debe orarse de manera fiel y sincera, para que la fuerza de Cristo proteja y bendiga a esos seres tan amados.
El poder de Cristo es indestructible, su luz bendita y sincera es inagotable, por ello al encomendar a los hijos y a los nietos para que reciban su protección se estará garantizando la felicidad absoluta, por cuanto él nunca los abandonará, siempre se encontrará presente para guiarlos, bendecirlos, apoyarlos y amarlos.
Deja una respuesta