Oración Con La Sangre De Cristo Para Pedir Por Los Hijos

Todo hijo concebido en la vida es una bendición concedida por el jefe supremo de la humanidad. El Padre Celestial es el principal guía de todos los seres que hacen vida en este mundo terrenal; en este sentido, los protege, ilumina, apoya y bendice en todo momento.

Cuando los hijos deciden tener sus propios descendientes y formar su familia, la bendición y la prosperidad se multiplican. En este sentido, una oración con la sangre de Cristo para los hijos representa mucha relevancia, por cuanto es un clamor dirigido al Espíritu Santo para que los proteja y los conduzca por el sendero de la paz y el amor.

Índice

Oración con la sangre de Cristo para los hijos
Oración con la sangre de Cristo para los hijos

 

Oración con la sangre de Cristo para los hijos
Mi amado Padre te pido para que bajo el poder de tu misericordia, protejas y guíes en todo momento a mis adorados y amados hijos, tú más que nadie sabes que ellos son lo más hermoso y puro que tengo en la vida, has sido testigo de todo el esfuerzo que he realizado a lo largo de mi existencia para sacarlos adelante y convertirlos en personas de bien.

El orgullo que siento por ellos es infinito e indescriptible, por ello te pido que irradies siempre felicidad y dicha en ellos, ya que son seres generosos que merecen todo lo mejor.

Te pido mi señor que los acompañes en cada paso que efectúen, que los aconsejes con tu luz cuando sea necesario y que te encuentres siempre presente para protegerlos y bendecirlos.

Te ruego mi amado padre que me des las fuerzas necesarias para seguir acompañándolos, sé que aún me necesitan y bajo tu guía el camino se hará mucha más sencillo y menos tortuoso.

Te entrego mi alma y mi espíritu mi señor a los fines de que bajo tu poder protejas a mis amados hijos, que tu gloria y tu amor nunca falten y estén siempre presentes, te amo infinita e incondicionalmente, Amén.

Los hijos son una bendición de Dios Todopoderoso

La existencia es el regalo más hermoso que el padre celestial ha otorgado a todos los seres humanos. La fortuna de poder vivir debe ser valorada de forma constante, se debe agradecer al Santo Padre cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día de la vida.

En este sentido, al momento de tomar la decisión de formar un nuevo núcleo familiar se debe contar con la madurez y la responsabilidad que esta decisión amerita, por cuanto es un paso trascendental en la existencia de todo ser humano. La familia es el bastión principal de la humanidad, por lo que debe ser apreciada y valorada de manera significativa.

Al momento de traer un hijo a este plano existencial, la felicidad en la familia aumenta sustancialmente, ya que es una alegría indescriptible, por cuanto un hijo es el regalo más hermoso y puro que cualquier ser humano puede recibir. Cuando llega un hijo a la vida, ésta da un giro total y las ganas de seguir adelante y luchar constante e incansablemente se multiplican.

El amor propio pasa a un segundo plano, ya que esa persona que ha llegado a la vida ha cambiado y transformado la visión que se posee de esta, por cuanto todo el amor y la atención se encuentran destinados a esa bendición que fue procreada y traída al mundo bajo la fuerza y el poder del amor.

Se debe orar a cada instante y en todo momento 

La oración con la sangre de Cristo para los hijos debe ser ejecutada de forma constante. La fe y la creencia deben ser absolutas y genuinas, de manera que la conexión divina con el Espíritu Santo se produzca de forma automática y natural.

Los hijos son los seres más amados y adorados por sus padres, el privilegio y la dicha contar con su existencia genera un amor inagotable y el esfuerzo constante que se hace por sacarlos adelante y convertirlos en seres humanos de bien es gigantesco y a la vez gratificante. Por esta razón, debe orarse de manera fiel y sincera, para que la fuerza de Cristo proteja y bendiga a esos seres tan amados.

La fuerza proveniente del reino de Cristo es indestructible, su luz bendita y sagrada es inagotable, por ello al efectuar una oración para los hijos a los fines de que reciban su protección se estará garantizando la felicidad y el bienestar absoluto, por cuanto él nunca los abandonará, siempre se encontrará presente para guiarlos, bendecirlos, protegerlos y amarlos.

El poder de Cristo es infinito e inagotable

El poder y la fuerza de Cristo son infinitos sin lugar a dudas, por cuanto su luz divina se encuentra siempre presente para proteger a todos los seres humanos. En este sentido, se debe orar de manera fiel por el bienestar de los hijos, ya que Cristo los guía y bendice en todo momento.

Al estar conectado espiritualmente con la pureza de Cristo todo transcurrirá por el camino del bien y los hijos que son lo más preciado que puede tener todo ser humano, siempre contarán con su apoyo y protección incondicional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir