¿Quién es dios para mí según la Biblia?
Al buscar una definición de Dios pude encontrar múltiples perspectivas que me llevan a construir mi propio concepto. Pero ¿Quién es Dios para mí según la biblia? Las sagradas escrituras nos hablan de Dios desde sus primeros libros. Y en las primeras páginas nos define a Dios como un ser supremo, juez, creador, protector, y salvador de la tierra y el universo. En la lectura de este libro sagrado encontré para mi corazón un Dios que defino como el amor.
- Dios es mi único rey
- Dios es quien me disciplina si me desvío de su sendero
- Dios es la vida que reina en mis alrededores
- Dios es mi protector en todo momento
- Dios es quien me salva de ser arrastrada por caminos lejos de Él
- Dios es la fuerza bondadosa que reina en mi corazón
- Dios es misericordioso conmigo
- Dios me da la sabiduría que necesito para comprenderlo todo
- Dios es la fuerza que me da el don de la paciencia
- Dios es la esperanza que reverdece mi vida
- Dios es el amor que guardo en mi corazón
Dios es mi único rey
Deuteronomio 10:17 nos dice que El Señor su Dios es Dios supremo y soberano Señor; es el Dios grande, fuerte y temible, que no actúa con parcialidad ni acepta sobornos. Él es el único rey y el único Dios creador. No tengo porqué adorar a otros reyes, ni dioses. Tampoco al dinero, ni lujos. Porque ningún rey sobre la tierra me dio la vida, ni sacrificó la de su hijo por mí. Tampoco me amará como el señor nuestro creador.
Dios es quien me disciplina si me desvío de su sendero
El temor a Dios, no es más que es el respeto hacían un padre, que está guiándome por el camino del bien. No como obligación sino por su eterno amor de vernos con bienestar. Pero, ¿Qué pasa si me equivoco? En el Salmo 7:11 Dios es juez justo, y un Dios que se indigna cada día contra el impío. Mi señor me juzgará. Su gran amor, viene acompañado por la disciplina que todo padre debe emprender sobre sus hijos. Pues él no quiere que hayan descarrilamientos que nos lleven al castigo eterno.
Dios es la vida que reina en mis alrededores
Nuestro Dios es el principio. Una fuerza inagotable que se encuentra en todo lo que nos rodea. Esa fuerza poderosa, existencia del todo, creó todo cuanto nos rodea. En el Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Creó la luz que separó de las tinieblas. Los cielos y sus aves, las aguas y sus peces, los árboles y las estrellas. Finalmente, nos dio vida a nosotros sus hijos para que tuviéramos dominio sobre todas aquellas cosas que con inmenso amor creó para nuestro goce.
Dios es mi protector en todo momento
Salmos 32:7 Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación. No hay amuletos que puedan darme la protección que nuestro Padre creador se esfuerza por darnos a todos sus hijos. Sólo Él, con su inmensidad puede ser el refugio para mis días de tristeza, mis angustias y contra los peligros del mundo. Dios es el campo de flores de diversos colores al que traslado mi corazón cuando sufro. Es la montaña imponente que viste la ciudad y que me abriga en mis momentos de aflicción.
Dios es quien me salva de ser arrastrada por caminos lejos de Él
Timoteo 1:9 Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo. Mi Dios no sólo me protege en mis peores momentos, también me salva. Además, al concederme el perdón a través del sacrificio en la cruz de su hijo el Señor Jesuscristo, me salvó de la muerte eterna que significa caer en las garras del mal. En ese sentido, mi alma hallará descanso, pues de Él viene mi salvación.
Dios es la fuerza bondadosa que reina en mi corazón
La bondad es la naturaleza intrínseca de Dios nuestro Señor. El Salmo 34:8 nos dice: "Gustad y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en Él." Confío en Dios, porque sólo Él me salva, me cuida, me protege. En su gran corazón consigo la bondad que no puedo encontrar en las cosas banales. En nuestros corazones existe la bondad que nos viene de Dios. Pero, la de nuestro Padre creador es una bondad que no recibió de otra fuente. Es su esencia. Es inagotable tanto como su grandeza y su amor.
Dios es misericordioso conmigo
Salmos 51:1-2 Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Como he mencionado reiteradas veces, sólo el perdón y el amor de Dios podrán salvarme. Es Él en su inmensa bondad quién va a liberarme de todo el mal. Es por ello, que todos los días ruego porque sea compasivo y perdone los errores que he cometido; para que me dé sabiduría, y poder para discernir y tomar decisiones que me lleven por buenos caminos.
Dios me da la sabiduría que necesito para comprenderlo todo
En Santiago 1:5 encontramos: Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. La fuente de la sabiduría no es otro que Dios, y en esos momentos que me aflige alguna situación en la que no puedo discernir, me detengo y miro al cielo, porque según la biblia es Él la enseñanza y quién nos dará el poder de aprender de nuestros errores, nuestros aciertos, para no volver a tropezar y seguir la senda del bien.
Dios es la fuerza que me da el don de la paciencia
Uno de los más grandes dones de Dios es la paciencia. Paciente para esperarnos, pues no quiere que perezcamos. Quiere que encontremos esa luz que brilla en su gran corazón. Proverbios 14:29 El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez. Así como Él, debemos buscar la paciencia, esperar el momento para que podamos discernir con sabiduría ante durante los momentos que requieren de nuestras buenas decisiones. Es por ese motivo, por el que rezo a mi Señor, y siembra en mí, el don de la paciencia.
Dios es la esperanza que reverdece mi vida
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde en los peores momentos. Definitivamente, sí, pues si vemos profundamente, nuestro Dios es la esperanza. Y si Él nos acompaña, jamás va a abandonarnos. Allí está vigilante, protector, inspirándome la alegría de seguir adelante. De dar cada paso. En el Salmo 42:11 encontré unas respuestas esperanzadoras a cuando nos hagamos estas preguntas ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!
Dios es el amor que guardo en mi corazón
En Corintios 13:4-5 encontramos: El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. Dios, dador de vida, que pese a nuestros pecados, nuestras necedades, no deja de amarnos. Pues su amor va más allá de las simplicidades. Su amor es tan grande que pudo enviar a la tierra a su único hijo para que fuese sacrificado por el hombre. Y cuando nos dijo Amarás al prójimo como a ti mismo, nos pedía que nuestro amor, fuese casi tan puro como el suyo.
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